La esposa regresa a su casa muy temprano y... ¡encuentra a su marido en la habitación matrimonial acostado con una real hembra!
- ¡Sinvergüenza, granuja, traidor, infame! ¿Cómo te atreves a hacerme esto a mí, a tu esposa fiel, la abnegada madre de tus hijos? ¡Me voy ya de esta casa! ¡Quiero el divorcio!
- ¡¡Espera..., espera... un momento!! Antes de decidir, por lo menos escucha lo que pasó.
- Bueno, pero será lo último que te permita que me digas ¡Peeeeeero dilo rápido, guarro asqueroso!!!
- Mira, volvía a casa en coche, llovía y esta joven hacía auto-stop. La vi tan indefensa que accedí a llevarla. Estaba muy delgada, mal vestida y sucia.
Me contó que hacía tres días que no comía. Con gran compasión la traje a casa y le recalenté los tallarines que te preparé anoche y que no te comiste porque engordabas; y la pobre chica los devoró.
Luego, como estaba tan sucia, le dije que se bañara. Mientras se duchaba noté que su ropa estaba destrozada, así que la tiré a la basura. Para que se vistiera le di esos tejanos que hace años no usas porque engordaste, la blusa que te regalé para el aniversario y que no usas porque dices que tuve mal gusto cuando la escogí, el suéter que te regaló mi hermana en Navidad y que tampoco usas para molestarla, y las botas carísimas que te compraste y que nunca más te pusiste desde que tu amiga se compró unas iguales.
Al final, cuando la joven se iba muy agradecida y la acompañé a la puerta, se volvió y con los ojos llorosos me preguntó:
- ¿No tendrá usted otra cosita que su señora ya no use?
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